EL
COMITÉ DE CALIDAD
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Aunque en realidad la Norma ISO
9001:2008no exige específicamente la creación de Comités de Calidad, se ha
demostrado que éstos son esenciales para la sensibilización y la formación del
equipo, departamento, o proceso donde se aplique, en la comprensión del sistema
de gestión y, a su vez, se obtiene un mejor resultado.
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La necesidad de CREAR comités
de calidad en una organización va a depender del tipo y tamaño de la
organización, de su cultura y de los recursos disponibles. Un comité de calidad
bien gestionado y respaldado por el compromiso de la Alta Dirección, facilita
las actividades del responsable por la implementación y operación del Sistema,
y propicia la aplicación de los principios de la gestión de calidad.
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A fin
de seleccionar la estructura más adecuada para el Comité, es necesario definir
claramente el objetivo que se persigue. La estructura se debería adecuar a las
necesidades de la organización, a su tamaño
y a su cultura, y además, debe permitir que se aproveche al máximo los
recursos disponibles.
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En
Organizaciones muy pequeñas, donde todos hacen de todo y las revisiones por la
Dirección se realizan apenas una vez al año, y por lo general no se realizan
reuniones de Coordinación, un comité de Calidad aportaría muy poco y podría
consumir tiempo y recursos de una pequeña plantilla.
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En su conformación, el comité
de calidad debería incluir en primer lugar a quienes dirigen la organización, y
también a aquellas personas que sean responsables de los procesos clave, en
otras palabras, aquellos que intervienen en la cadena de valor.
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Al estar integrados los
comités de calidad por los responsables
de los procesos y por las autoridades, se le da vía libre a las actividades que
necesitan realizarse, de forma más expedita y eficaz.
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En el caso de empresas
pequeñas y medianas, puede que no sea tan necesario un comité. Más bien, podría
ser útil realizar reuniones donde intervengan la propia dirección, los mandos
intermedios y el responsable del sistema. También, se pueden establecer
mecanismos de colaboración de los mandos con el responsable de calidad, como
por ejemplo, trabajo en redes Networking. Esta colaboración puede ser rotativa
entre las distintas áreas, de tal forma que se implique al personal, aunque no
se les obligue a integrar un equipo formalmente establecido.
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El
comité de calidad será útil en la medida que lo integren personas de todas las
áreas. No se necesita un pelotón, sería suficiente aplicar el principio 80-20,
es decir, seleccionar al 20% de las personas que intervienen en los procesos
que impactan en el 80% de los resultados de la organización.
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Desarrollar el trabajo
mediante comités puede hacer que el Sistema de gestión de Calidad sea más
participativo, fomentando el trabajo en equipo y la comunicación interna. De
ahí se puede llegar a soluciones compartidas y, si es posible, consensuadas.
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Los Comités de Calidad son
herramientas que se identifican como parte integral de la dinámica de la
empresa y sus reuniones deberían incorporarse como parte de la agenda en las
actividades de las personas que integran la organización en sus diversos
sectores.
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En las reuniones de los comités
de calidad deberían participar, además de sus integrantes, las personas involucradas en los procesos
sujetos a revisión, quienes pueden ser convocados en función de los temas a
tratar y el grado de implicación que puedan tener.
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Si se quiere mantener en el
tiempo los Comités de Calidad y la participación de algunos miembros de la Alta
Dirección, las reuniones deberían ser breves y concisas, así como respetar el
orden del día y, sobre todo, el tiempo establecido para su realización.
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Los comités de calidad
deberían tratar aquellas situaciones donde la decisión de implementar las
mejoras sobrepase el marco de responsabilidades del Líder del proceso. De esta
manera, éstas pueden estudiarse en función
de lo que está en juego por parte
de la Organización y en función de los riesgos
financieros, tecnológicos y sociales que sean aceptables
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En
organizaciones maduras, el comité de calidad debería convertirse en una forma
de gestión compartida. De esa manera se pueden transmitir los valores
empresariales y de responsabilidad social corporativa, como salud laboral,
transparencia y ética, eficiencia, sostenibilidad y medioambiente, entre otros.
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