Los
costos son un tema fundamental para la Dirección de cualquier organización, sea
cual sea su rama de actividad económica. La relación beneficio - costo orienta
la toma de decisiones, inclusive en aquellos casos en los cuales no existe
desembolso de dinero.
Se sabe
que la Calidad depende de que se gestionen adecuadamente todos los aspectos
involucrados en la realización del producto, y no de que se tengan amplios y
estrictos controles. Obtener los niveles de calidad requeridos para satisfacer
a los clientes y otras partes interesadas, permitirá a la organización
mantenerse en un mercado cada vez más competitivo y globalizado, pero esto
implica proveerse de los recursos requeridos para cumplir con las
especificaciones y satisfacer los requisitos de los clientes y otras partes
interesadas. En consecuencia, mantener o mejorar los niveles de calidad siempre
representa un costo para la organización.
Con
frecuencia, se considera erróneamente que los costos de calidad consisten en
los gastos que ocasiona el control de calidad; sin embargo, el Control de
Calidad es sólo un ingrediente más a ser considerado cuando se quiere
determinar cuánto cuesta la Calidad.
Bajo
este enfoque, el dinero que cuesta la calidad es una inversión y no un gasto,
ya que los recursos se utilizan para asegurar la calidad, no para controlarla. El
control surge de la necesidad de encontrar desviaciones en los procesos y
defectos en los productos terminados, pero a veces no se ataca el problema que los originó. Esto provoca la
repetición frecuente de problemas de calidad, incrementando así los costos por
pérdidas debido a la mala calidad de los productos.
La
orientación moderna busca prevenir los problemas antes de que ocurran, y esto
permite que se reduzcan los costos del
producto al reducir a su vez las pérdidas por mala calidad. Desafortunadamente,
estos beneficios no son fáciles de visualizar y los responsables de la función
Calidad la mayoría de las veces no están preparados para presentarlos.
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