CALIDAD EN GOTAS



viernes, 10 de febrero de 2012

QUALITYPS Nº 46

LOS AUDITORES DE SISTEMAS DE GESTIÓN

o Los auditores son las personas calificadas para llevar a cabo las auditorías de sistemas de gestión. Ellos deberían contar con la educación, la formación y la experiencia, así como los atributos personales y las habilidades necesarias para asegurar el éxito del proceso. Así mismo, debería asegurarse de mantener actualizadas estas competencias.

o -El apoyo que pueda proporcionar la Alta Dirección para la formación y el desarrollo de auditores internos va creando equipos de auditores que, en conjunto con auditados bien dispuestos, podrán sacar mayor provecho de los procesos de auditoría bajo un enfoque GANAR-GANAR.

o Las auditorías internas son una actividad demasiado importante para dejarlo bajo la responsabilidad de una sola persona. El equipo de auditorías internas de una organización debería tener de 2 a 6 personas con la preparación adecuada y, al menos una de ellas debería estar calificada para desempeñar el rol de líder del equipo auditor.

o Es probable que los auditores internos no sigan con tanto rigor las directrices establecidas en ISO 19011:2011 para Las auditorías de sistemas de gestión. Ellos conocen mejor la Organización, sus procesos y a sus compañeros de trabajo.

o Es esencial que los auditores internos mantengan informada a la Alta Dirección (cliente) sobre el estado de avance de las acciones correctivas y de los resultados de las auditorías de seguimiento que se realicen.

o No obstante la formación que pueda proporcionarse al auditor, nada reemplaza el conocimiento directo adquirido por la experiencia.

o Los auditores externos pueden tener una percepción más objetiva de la situación, y la mayoría de ellos poseen mayor experiencia sobre la manera de llevar a cabo el proceso. También, con los auditores externos, se tiende a lograr mayor imparcialidad en las apreciaciones al evaluar las evidencias recolectadas.

o Por su parte, los auditores internos poseen un mayor conocimiento sobre la Organización y sus problemas, y tienen mayor accesibilidad a la información requerida. También, disponen de más tiempo para recolectar las evidencias y para realizar las demás actividades de la auditoría.

o Conducta del auditor. El auditor debe actuar en todo momento bajo los principios de objetividad e imparcialidad que exige este proceso. En primer lugar, la conducta ética caracterizada por el profesionalismo, la confianza, la integridad, la confidencialidad y la discreción. En segundo termino la veracidad y exactitud en la información que se proporcione, basada en las evidencias que así lo demuestren.

o Calificación del auditor. Cada auditor debe tener la calificación apropiada según sea su rol en el proceso, ya sea como líder del equipo auditor, o como simple auditor calificado. Los requisitos para la calificación y evaluación de los auditores están establecidos en la sección 7 de la norma ISO 19011:2011.

o Conocimientos y habilidades. Es importante que las personas que conduzcan las auditorías de calidad posean una buena comprensión de los procesos, del sistema auditado, de los principios y métodos eficaces, así como también de los requisitos para llevar a cabo la auditoría. Además deben dominar las técnicas para el análisis de los datos, técnicas para el manejo de entrevistas, la comunicación oral y la preparación de informes.

o Atributos personales. Aunque la preparación académica y la experiencia profesional es fundamental, la personalidad y el carácter del auditor también lo son. se necesitan personas maduras en su actitud, equilibradas en su juicio, e imparciales en sus apreciaciones con autoestima, tenacidad, sensibilidad, libres de prejuicios y con alta capacidad para trabajar bajo presión. Por la naturaleza de estos procesos, los auditores deben contar además con un buen trato en sus relaciones humanas para facilitar la comunicación y obtención de las evidencias que llevarán a los resultados de la auditoría.

o RECOPILADO POR: José Manuel Sarmiento M.
o Febrero 2012

miércoles, 1 de febrero de 2012

EL CONSUMIDOR Y EL PROFESIONAL DE LA CALIDAD

Fuera de las paredes de la Organización existe una persona de carne y hueso, llamada “consumidor”. Éste se encuentra al final de la cadena de procesos de realización del producto, esperando obtener de éstos la Calidad deseada y por la cual paga, mientras que en cada uno de esos procesos estamos nosotros trabajando afanosamente tratando de satisfacer sus necesidades y expectativas.
En general, cualquier actividad dentro de la organización tiene impacto de manera directa o indirecta, en la calidad de los productos y servicios que suministra. Es algo que no podemos ignorar. Y para cada una de nuestras responsabilidades deberíamos preguntarnos: ¿Estoy en realidad haciendo mi mejor esfuerzo para brindar calidad, o me escudo tras las situaciones diarias que hacen difícil que logremos esta meta? Situaciones como: la falta de compromiso de la dirección, la falta de personal calificado o de otros recursos, la desmotivación por bajos sueldos o carencia de perspectivas de desarrollo de carrera, la falta de dólares, etc., y nos quedamos pasivos argumentando que los consumidores o usuarios finales no conocen los problemas que tenemos para poder satisfacer su demanda de Calidad.

Entonces, la pregunta es: ¿Está el consumidor realmente recibiendo de nosotros la Calidad que requiere y por la cual paga? Y si no lo hacemos, ¿Por qué no realizamos nuestro mejor esfuerzo para mejorar la Calidad en lugar de poner pretextos para justificarnos por tales deficiencias? ¿Es que acaso nosotros también no somos consumidores que estamos aspirando a la calidad en lo que compramos?

Estas y otras preguntas deberían llamar a la reflexión, sobre todo si somos profesionales pendientes de la Calidad del trabajo que realizamos. A menudo nos quedamos con los “clichés”, con las definiciones típicas de calidad, sin llevar realmente esta filosofía a la práctica de nuestras vidas. Se nos olvida que también somos consumidores y usuarios de bienes y servicios, nos gustan las cosas buenas, las cosas que tengan calidad, nos sentimos satisfechos cuando nos dan un servicio de excelencia, y reclamamos a otros la falta de calidad en los productos que compramos. Incluso, no aceptamos tranquilamente las justificaciones que nos dan por la falta de calidad, tal como nosotros mismos a veces las damos.

En realidad, ¿Nos preocupamos por los demás consumidores a quienes les brindamos nuestros productos y servicios? Como decía Phillip Crosby: tenemos un doble estándar, uno como consumidor y otro como proveedor. Este último tendrá siempre alguna excusa para justificar la deficiente calidad de sus productos y servicios, e incluso puede aplicar la frase aquella: “lo toma o lo deja, eso es todo lo que hay”. Pero está comprobado que al consumidor no le interesa razones, solo quiere productos que satisfagan sus necesidades y sobrepasen sus expectativas.

Reflexionemos pues, seamos capaces de ponernos en los zapatos del cliente, seamos sensibles a sus necesidades y esforcémonos cada día por mejorar constantemente la Calidad, y que esta no sea letra muerta, sino algo muy vivo, muy presente en nuestras vidas.