CALIDAD EN GOTAS



jueves, 6 de junio de 2013

BIOÉTICA, MEDIO AMBIENTE Y MODELOS DE DESARROLLO

Hacia una mejor calidad de vida ambientalmente sustentable

Artículo publicado con motivo de la celebración este 5 de junio del Día Mundial del Ambiente


 

Cada día es más notorio el impacto social y ambiental de los modelos de desarrollo imperantes en muchas de las naciones. El objetivo principal de estos modelos es mejorar la calidad de vida de sus pobladores y, si por calidad de vida se entiende al nivel de satisfacción de las necesidades básicas que todo ser humano requiere para llevar una condición de "vida digna, el desarrollo social, económico y cultural, debería orientarse a la mejora de la calidad de vida de todos los individuos de una nación, región o comunidad. Por lo tanto, los modelos de desarrollo deben buscar necesariamente un equilibrio entre la cantidad de seres humanos y los recursos, así como la protección del medio ambiente, pues la evolución de la población y sus patrones de crecimiento y de distribución están incidiendo de manera alarmante en la disponibilidad de los recursos naturales y en los diferentes ámbitos del bienestar humano.

No obstante, en la actualidad encontramos que, mientras que los pobladores de algunas regiones desperdician los recursos naturales, en otras éstos son cada vez más escasos y no hay una justa distribución de la riqueza, ni existe equidad en el acceso a estos recursos. La intervención del hombre sobre el ambiente en que nos movemos y existimos es casi inevitable. La superpoblación, el consumismo, el desarrollo industrial y científico generan un galopante deterioro del Medio Ambiente debido al aumento de la contaminación y de los desperdicios producto de las actividades humanas, y de la falta de conciencia de la mayoría de las personas acerca de los efectos que ellos mismos producen en el entorno. Ttenemos una aparente mejor calidad de vida, sin embargo, no se ha dudado en sacrificar el medio ambiente, influyendo paulatinamente en su deterioro, a expensas de conseguir el ansiado progreso. Esto ha creado una gran contradicción cuando en la búsqueda de una mejor calidad de vida, ésta se degrada por el deterioro del ambiente.

Por otro lado, las sociedades actuales son cada vez más dependientes de los avances científicos y tecnológicos, los cuales, muchas veces pasando por encima de los principios naturales y ambientales, le dan mayor importancia al bienestar personal y a la comodidad, que a los efectos colaterales que esto pueda causar al mismo ser humano, a los demás seres vivos y al planeta en todos sus ámbitos. Pareciera que, más allá de obtener los recursos que necesita para satisfacer sus necesidades, el ser humano estuviese enfocado solo en proporcionarse comodidades y facilidades para su quehacer diario.

Todo esto nos lleva a algunas interrogantes: ¿En qué consiste la calidad de vida?, ¿Existe la calidad de vida? ¿Posee el mundo moderno calidad de vida? ¿Qué importancia tienen los modelos de desarrollo en esta calidad de vida?, ¿Han proporcionado los modelos de desarrollo actuales una mejor calidad de vida a los individuos y a las colectividades en su conjunto?, y más aún, ¿Esta el planeta en equilibrio para brindar calidad de vida?

A la luz de lo que vemos a nuestro alrededor, aparentemente los modelos de desarrollo que hemos utilizado no parecen brindar soluciones a los problemas personales, sociales y laborales que afrontamos en nuestras vidas. Esto obliga a reconsiderar la visión que actualmente se tiene sobre el desarrollo y el papel que el aspecto ambiental juega a la hora de implementarlo. Introducir el componente ambiental en la búsqueda y evaluación de los modelos de desarrollo económico, social, tecnológico o político significa darle al medio ambiente el peso que merece, y supone optar por un nuevo concepto de calidad de vida, que trascienda la visión cuantitativa, acumulativa o economicista que se suele aplicar a dicho concepto.

Se requiere entonces un cambio de paradigma en la manera cómo llevamos a cabo el desarrollo y, en este sentido, la Bioética tiene un papel esencial que jugar: proporcionar orientaciones que permitan a las sociedades y a los individuos establecer reglas desde el punto de vista ético para asegurar la supervivencia del ser humano, así como de los demás seres vivos que comparten con nosotros este planeta, manteniendo en la medida de lo posible los avances logrados. Lo contrario sería negar los beneficios de los avances que el pensamiento y el trabajo humano han producido para nuestra calidad de vida, y pretender volver a vivir como los antiguos pobladores de nuestro planeta, con todos los problemas que esto conlleva.

Ahora bien, ¿Qué podemos y debemos hacer cada uno de nosotros frente a esta problemática? Toda actividad humana tiene un impacto en el entorno, ya que el hombre requiere explotar y utilizar los recursos para su subsistencia, e igualmente transformar el ámbito donde se establece para realizar sus tareas. Existen numerosas evidencias del impacto ambiental que produce el hombre, no solo en su actividad laboral o profesional, sino como ser humano con necesidades como alimento, vivienda y vestido.

La Calidad de vida puede definirse como el nivel de satisfacción de las necesidades que tienen los individuos, tanto desde el punto de vista individual como colectivo, para alcanzar su bienestar, una vida digna y con equidad, con las mismas oportunidades y beneficios que tienen las demás personas con las que ellos conviven. Es más que todo una percepción subjetiva de cada quien, que generalmente está determinada, entre otros factores, por su personalidad, por sus condiciones físicas y psicológicas, por la consecución de sus metas y expectativas y por el entorno donde él vive y se desenvuelve. Las sociedades humanas han desarrollado la infraestructura física para que las personas puedan existir en un lugar determinado. Sin embargo, su calidad de vida y por ende, su permanencia en estos lugares, dependen en buena medida de que se logre una relación armónica entre los individuos que allí viven y el entorno que les rodea. Las relaciones entre medio ambiente y calidad de vida constituyen un proceso de búsqueda incesante de puntos de encuentro entre realidades hasta ahora peligrosamente contrapuestas: un entorno natural acosado por las actividades humanas en la búsqueda de satisfacer sus necesidades, y un entorno cultural o social creado por el hombre, que resulta arrasador y alienante. Los nuevos modelos de desarrollo deben basarse necesariamente en nuevas formas de diálogo entre la sociedad y su entorno y, para que su impacto sea positivo para la vida, el desarrollo debería ser regulado por un conjunto de principios bioéticos, a fin de que no continúe siendo como hasta ahora, una fuente importante de deterioro al entorno natural y cultural.

Actualmente está muy en boga un nuevo paradigma denominado desarrollo sostenible o sustentable,., el cual se define como un proceso de cambio social dirigido a promover la mejora de la calidad de vida de las sociedades humanas, en el cual el aprovechamiento de los recursos naturales y del medio ambiente se realiza en forma armónica y racional, garantizándose su utilización por parte de la presente y futuras generaciones. Mediante un modelo de desarrollo sostenible, se busca que todos los integrantes de una sociedad o comunidad tengan lo suficiente para vivir dignamente, y una distribución de los recursos basada en la justicia y la equidad.

Bajo el modelo de desarrollo sostenible, los recursos renovables deberían ser restituidos, los no renovables explotados de forma racional y por tanto, la explotación indiscriminada, erradicada. Si se implementan apropiadamente, estos modelos podrían traer como consecuencia que se reduzcan los conflictos sociales, y que se alcance una mayor armonía y equilibrio en el entorno natural y cultural.

En definitiva, para lograr que el desarrollo nos beneficie a todos, es necesario un cambio de paradigma de cómo se han llevado adelante los modelos de desarrollo hasta nuestros días. Es a través de la aplicación de modelos de desarrollo, basados en principios éticos y respetando la vida en todas sus formas, y en general a la Naturaleza, como pudiéramos enfrentar la problemática actual.


 

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